Icono del sitio Cosas Molonas

Cómo elegir mochila escolar (y no morir en el intento)

Aunque el verano siga ahí fuera y todavía estemos en julio, muchas familias ya empiezan a pensar en la vuelta al cole. Porque si algo he aprendido con los años, es que lo que se deja para última hora… acaba costando el doble, ya sea en tiempo, en dinero o en dolores de cabeza.

Una de las compras clave para el nuevo curso, además de los libros y los zapatos, es la mochila. Y no es una decisión menor: la van a usar todos los días durante meses. Por eso conviene elegir con calma y fijarse en algunos detalles que marcan la diferencia. 

En este post te cuento lo que a mí me funciona, lo que conviene tener en cuenta y por qué vale la pena invertir en unas buenas mochilas escolares.

Una mochila escolar no es solo una mochila

Puede parecer una tontería, pero una buena mochila puede hacer que el día a día sea más fácil. Que todo tenga su sitio. Que no se quejen (tanto) de que pesa. Que no traigan cada semana una nota diciendo que han perdido algo.

En casa hemos probado de todo: mochilas heredadas, mochilas monísimas que no duraron ni un trimestre, mochilas baratas que acabaron con las cremalleras rotas en dos semanas… y alguna que nos ha salido tan buena que la hemos repetido al año siguiente.

Así que con el tiempo he hecho mi propia lista mental de cosas que sí o sí deben tener:

Y por supuesto: que les guste. Porque si no les gusta, no la quieren. Y si no la quieren, acaban usándola a disgusto, o pidiendo otra a mitad de curso.

¿Y si pesa demasiado? Una solución sobre ruedas

Hay cursos en los que el peso de la mochila es una locura. Especialmente si no hay taquillas o si tienen muchas asignaturas el mismo día. En esos casos, las mochilas con ruedas son una solución muy práctica.

Nosotras probamos una cuando empezaron a llevar libros de texto y material extra. Al principio parecía un poco exagerado, pero después de ver lo bien que funcionaba no volvimos atrás (hasta el instituto, por supuesto).

Lo bueno es que muchas de estas mochilas están pensadas para el día a día: tienen estructura ligera, asas acolchadas por si hay que subirlas a mano y ruedas resistentes. Y si las ruedas son silenciosas, se agradece. Mucho. Sobre todo si van por pasillos largos o por la acera temprano por la mañana.

No hacen milagros, pero cuando llevan medio kilo extra de libros o material para plástica, lo notan. Y tú también.

Botellas térmicas y otros extras que ayudan mucho

Aparte de la mochila en sí, hay ciertos accesorios que hacen el día a día más cómodo. Y si puedes coordinarlo todo para que vaya a juego, mejor (aunque sea solo por lo contentos que se ponen ellos).

Uno de mis favoritos: las botellas térmicas. Las normales, de plástico fino, suelen durar dos días. Las térmicas aguantan todo el curso (y más), mantienen la bebida fría o caliente y no se deforman. Además, cierran bien, que no es poco.

También puedes añadir un estuche con compartimentos, una bolsa de merienda o incluso una funda para tablet si la usan. Son detalles pequeños, pero cuando está todo organizado y cada cosa tiene su sitio, se nota muchísimo en la rutina.

Elegir juntos y con tiempo

Una cosa que siempre intento es que la elección de la mochila no sea una obligación más del verano, sino algo que podamos hacer con calma. Ir mirando juntas qué les gusta, qué modelos hay, qué diseños llaman la atención. Y de paso, comprobar que las cremalleras funcionan, que les queda bien colgada a la espalda y que pueden meter y sacar las cosas sin problemas.

Además, si se hace con tiempo, hay más variedad y menos prisas. En septiembre muchas veces ya están agotados los modelos más chulos o las tallas más comunes

En resumen

Una buena mochila escolar no hace magia, pero puede ayudarte mucho a que el curso arranque con buen pie. Y si además puedes encontrar una que sea cómoda, resistente, fácil de limpiar y bonita, tienes medio camino hecho.

Si no sabes por dónde empezar, puedes echar un vistazo a la selección de Coolpack. Tienen mochilas escolares de varios tamaños, opciones con ruedas, accesorios a juego y diseños que se salen un poco de lo de siempre. Y, lo mejor, pensadas para sobrevivir a un curso escolar completo… o más.

Porque sí, a veces las mochilas acaban con manchas misteriosas por dentro, esquinas desgastadas o cremalleras descolgadas. Pero si eliges bien, eso puede esperar hasta el año que viene.

Salir de la versión móvil