Después de ir dos años consecutivos de vacaciones a Mallorca, este año nos decidimos por La costa Brava, cuyas playas y calas se parecen mucho a las mallorquinas. Nos alojamos en Lloret de Mar, en un hotel destinado a vacaciones familiares, pero no somos nosotros de quedarnos todo el día en el hotel y como fuimos en coche nos dedicamos a visitar varios pueblos de la zona: Tossa de Mar, Pals, Peratallada, Begur… El pueblo que más nos gusto con diferencia fue Pals, parece que te transporta al medievo ya que las casas y las calles son de piedra, y hay un montón de tiendas muy chulas para llevarse un recuerdo, en todas ellas venden artículos artesanales. Lucas llevaba tiempo viendo los dibujos del pequeño Ruy, Cid Campeador, así que en cuanto vimos una espada de madera en una de las tiendas nos la llevamos. Nos gusto tanto que volvimos otro día para comprarle un peto a Lucas y completar el disfraz de Ruy. La primera vez que fuimos aprovechamos para comer en Can Padrés 2, que tenía muy buenas críticas, y lo cierto es que estaba muy rico y a muy buen precio (la especialidad es el pollo asado). Está en la carretera que va de Pals a Regencos. En nuestra segunda visita comimos en el restaurante El Pedró en el mismo Pals, la comida estaba de muerte… sobre todo la parrillada de carnes y el rosado de la casa, muy rico. Junto con Cala Bona, Pals fue sin duda el lugar del que me llevo mejor recuerdo de nuestras vacaciones. Seguro que repetimos vacaciones en La costa Brava :)
